lunes, 2 de mayo de 2011

El escándalo del super-apátrida

Hay veces que uno se encuentra en los diarios con noticias que, sinceramente, le hacen preguntarse si nos hemos vuelto ya todos locos definitivamente. Porque si no uno no termina de comprender como pueden llegar a ser motivo de debate, o incluso de escándalo noticias como esta:

La derecha de EEUU, "agraviada" al rechazar Superman su ciudadanía


Reproducción de la viñeta del momento trágico (fuente: diario Público)

Lo lees y lo primero que piensas es: vale, maravilloso, debe ser que se han resuelto todos los problemas del mundo. Debe ser que los Estados Unidos, como el resto del mundo, no están inmersos en una fuerte crisis económica, que no hay millones de desempleados, que cientos de miles de personas no perdieron sus hogares por no poder hacer frente a la hipoteca el pasado año, y así sucesivamente podríamos seguir enumerando el rosario de desgracias solo en ese país. De verdad que debemos vivir en Utopía, si nuestra mayor preocupación es el argumento de una historieta de superhéroes. Pero si lo analizamos mejor, veremos que no es algo tan estúpido como a primera vista nos parece, y que en el fondo nos dice mucho del mundo y la época en que estamos viviendo. Veamos pues, que se esconde debajo de la capa de barniz de esta, en apariencia, frívola noticia.


Comencemos. En realidad lo que describe ese artículo es algo que tenia que pasar si o si. El personaje de Superman es demasiado increíble para los tiempos en que vivimos. Ya lo era en los 80, y a principios de los 90 hubo que matarlo, resucitarlo, reescribirlo, reconvertirlo y hacer miles de inventos con tal de poder mantenerlo en funcionamiento. Piénsese sin ir mas lejos en el Superman adolescente de la serie Smallville. ¿Porqué? Porque lo quieras o no, a la gente le rechina que un tipo que por un lado tiene los poderes de un dios, por otro lado sea tan sumiso y carezca de sentido crítico. Nunca cuestiona la autoridad, nunca se plantea su lugar en el mundo, nunca tiene un conflicto entre la ley y la moral. Eso, al lector/espectador moderno, admitámoslo, no le cuadra. Es un personaje mítico, un icono, cierto, y por eso se siguen produciendo cómics, series, películas... pero está obsoleto. Si un escritor entrase a día de hoy en el despacho de un editor con una historia semejante, le dirían que se la metiese por el culo. Diablos, ya en su día costó que lo aceptaran, aunque luego resultara un éxito. En pleno siglo XXI,  solo su leyenda lo salva.

La mítica portada del nº 1 de Action Comics, la revista que presentó a Superman al mundo.


Pero ese éxito inicial tiene mucho que ver con la época en que apareció, y sus valores, muy diferentes a los de hoy en día. El héroe del "New Deal" no es transplantable a nuestros días. No podemos obviar que en los 60 hubo una gran revolución cultural, apareció la contra cultura, las grandes figuras de la canción protesta, se cuestionaron valores sagrados, se fomentó la crítica al poder... cosas casi impensables allá por los 40. Fijémonos en la diferencia entre héroes de los 40, como Superman, y los personajes que aparecen durante los 60, principalmente todos los que crearon Stan Lee y Jack Kirby para la editorial Marvel: mas oscuros, atormentados en lo personal, incomprendidos por la sociedad, cargados de dudas existenciales, perseguidos, marginados, vistos como bichos raros... si en los 50 los superhéroes equivalen a dioses del Olimpo que bajan a la tierra a recibir la veneración de los mortales, a partir de los 60 se convierten en monstruos, de cuyas acciones puede que la gente se beneficie, pero en quienes no confían. Y naturalmente eso deja la puerta abierta a historias mas interesantes en la que el protagonista se cuestiona su propia condicion de héroe y lo que es justo o no. Eso un dios no puede hacerlo, pues un dios a fin de cuentas es una encarnación simbólica de los valores de su sociedad. No puede cuestionar su sociedad sin perder su condición divina, algo que un monstruo si puede hacer.

Es por eso que los personajes de la primera época no han sabido transplantarse tan bien a los nuevos tiempos. Personalmente, creo que el único que ha sabido reconvertirse adecuadamente y disfrutar de una segunda juventud ha sido Batman. Y eso teniendo en cuenta solo el impacto de los años 60 en el género. Luego si entramos ya a considerar lo que pasa a partir de los 80, cuando gente como Alan Moore se dedican a reinventar el genero, no acabaríamos nunca. Por eso las historias han de ser adaptadas y readaptadas para un nuevo lector que es mas crítico, mas exigente, pide algo mas que peleas en una historia. Pero aqui Superman tiene un problema: choca una y otra vez con su condicion de icono. Cuando leemos un tebeo o vamos a ver una película de Superman todos sabemos lo que veremos: al chico buenazo, un poco panoli, de pueblo recién llegado a la gran ciudad, tímido en el trato con las chicas, que cuando nadie le ve se pone la capa roja y los calzoncillos por encima de las mallas ceñidas y lo mismo baja un gatito del arbol que salva el mundo del apocalipsis sin despeinarse. Y si no nos dan eso, protestamos. Pero al mismo tiempo sabemos que ese tipo de historia esta pasado de moda.

Y ese, y no la kryptonita, es el talón de Aquiles de Superman. Cada vez que un escritor trata de reconducir el personaje, hacerlo mas realista, choca con el mito. Ahora tenemos a Superman renunciando a su ciudadania, algo que evidentemente no puede hacer sin destruir su imagen icónica de gran héroe americano. Cuando el espectador de hoy día aplaudiría con las orejas si en la película que esta viendo el héroe fuese a Wall Street a repartir hostias como panes. Pero eso Superman no puede hacerlo. Es tarea para otros héroes (o antihéroes) mas oscuros, que son los que estan de moda hoy día, y con los que Superman, admitámoslo, no puede jugar en el mismo terreno sin que salten todas las alarmas.



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