miércoles, 2 de septiembre de 2015

El Castañazo, la mejor comedia deportiva de todos los tiempos.

La comedia deportiva es ciertamente un genero complicado. Es relativamente fácil hacer una película graciosa sobre cualquier deporte. Simplemente necesitas alguna estrella de prestigio, una colección de situaciones ridículas sobre la cancha, y un final féliz donde los protagonistas acaben ganando el torneo por una combinación de suerte y carisma. Pero si quieres que esa historia además transmita algo al espectador, ya no es tan fácil. Por eso conviene reconocer adecuadamente las comedias deportivas que logran ofrecer algo más que una simple colección de trastazos y pifias espectaculares. Como es el caso de la que nos ocupa hoy.


El Castañazo (Slap Shot), también estrenada como Todo Vale en Argentina, película de 1977, dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Paul Newman, es una sátira ácida, a ratos amarga, sobre el mundo del deporte, que se adentra en el terreno que queda más allá de los focos que iluminan a las grandes estrellas, para mostrarnos con un toque de humor el día a día de un vestuario de segunda o tercera división. Conoceremos ese mundo siguiendo las aventuras y desventuras de un grupo de perdedores enrolados en un equipo de segunda fila de hockey sobre hielo.

A continuación se desvelan detalles de la trama.

Reggie Dunlop (Paul Newman) es el capitán y entrenador de los Charlestown Chiefs, un equipo de hockey sobre hielo enrolado en una liga menor de dicho deporte. La plantilla la integran jugadores que hace tiempo que renunciaron al sueño de ser estrellas, y se conforman con poder cobrar su paga cada mes. El equipo atraviesa una profunda crisis de juego y de resultados, a salir de la cual no ayudan ni las recientes incorporaciones a la plantilla (los hermanos Hanson, tres novatos inmaduros que matan el rato en los desplazamientos jugando al Scalextric) ni los continuos rumores sobre la inminente desaparición del equipo, victima de la crisis económica que azota la ciudad, sobre la que planea la amenaza del inminente cierre de la fábrica que es el principal empleador local, cosa que hará que gran cantidad de seguidores dejen de asistir a los partidos, al perder sus empleos y verse obligados a reducir gastos. Dunlop intenta levantar el ánimo de sus jugadores y, con la colaboración de un periodista deportivo local, pone en circulación un rumor infundado sobre unas negociaciones para la inminente venta del equipo a un grupo de millonarios de Florida. Sin embargo su equipo no logra remontar la crisis de juego, hasta que la casualidad pone el remedio en sus manos.

Fotografía promocional de la película, que muestra a los Charlestown Chief posando como si de un equipo real se tratese, autografiada por los protagonistas.

Durante la temporada, Dunlop tiene una aventura con la ex-esposa del guardameta de un equipo rival, que le confiesa que una noche de borrachera tuvo una aventura lésbica con la esposa de uno de los compañeros de equipo de su marido, cosa que causó la definitiva ruptura de la pareja. Cuando ambos equipos se enfrentan al poco tiempo, Dunlop usa la información sobre las intimidades de la pareja para provocar a su rival con comentarios burlones sobre el tema hasta que este, fuera de sí, abandona la portería con la sana intención de partirle la cara a su rival, momento que es aprovechado por los Chiefs para anotar el tanto de la victoria. El éxito de la estratagema anima a Dunlop a seguir explotando el camino del juego sucio, sobre todo cuando, obligado por las bajas, se ve en la necesidad de dar entrada en la rotación a los hermanos Hanson, que demuestran poseer un talento innato para el juego duro, y una alegre predisposición a meterse en peleas a la menor excusa para ello. 

El nuevo estilo de juego de los Chiefs de inmediato atrae el público de vuelta al estadio, convencidos de que, si no un buen partido, al menos sí verán porrazos y peleas, y como mínimo se reirán y olvidarán sus problemas durante un rato. La prensa deportiva local tambien da abundante cobertura al sorprendente renacimiento del equipo. Pero no todo va bien. Ned Braden (Michael Ontkean), un jugador de estilo técnico y educación universitaria, no se siente a gusto con el nuevo estilo de juego, que le ha convertido, junto con sus compañeros de equipo, en un mero bufón. Esto afectará a su relación personal con Dunlop, que quedará definitivamente arruinada cuando este se entrometa en los problemas matrimoniales de Braden, acogiendo en su casa a la esposa de su compañero de equipo cuando esta declara su intención de pedir el divorcio.

Los hermanos Hanson, con sus icónicas gafas a lo Woody Allen, en el vestuario magullados tras una pelea.

Pero aunque los resultados deportivos mejoran, la estratagema de Dunlop de poner en circulación rumores sobre la venta del equipo ha fracasado en su intención de llamar la atención de un comprador real, a pesar de que el equipo se ha convertido en una opción interesante, consiguiendo llenar el aforo del estadio partido tras partido. Finalmente Dunlop consigue una entrevista con el misterioso dueño del equipo, que resulta ser una mujer de negocios para nada interesada en el deporte del hockey, la cual da a Dunlop un baño de realidad al confesarle que, lo que para él es su vida, para ella es solo una estratagema más para desgravar impuestos, y que la continuidad del equipo depende solo de su efectividad para ese fin, y no de los resultados, deportivos o de taquilla, que puedan lograr. Dunlop recibe esta deprimente noticia en el peor momento, justo antes del partido que decide el campeonato, y para el cual su rival ha cambiado buena parte de su alineación, fichando algunos de los más notorios "leñeros" de la historia del torneo, en lo que promete ser una violenta apoteosis del juego sucio. Pero cuando un Ned Braden relegado al banquillo ve durante el partido a su esposa entre el público que anima enfervorizado una pelea multitudinaria, decide ridiculizar el brutal espectáculo que se muestra en la cancha de una forma ciertamente inesperada...

Fin de la zona de peligro de spoilers.

Quizá una de las curiosidades que más pueda chocar respecto a esta película sea que, viendo como retrata sin complejos el fuerte componente de machismo que reina en el vestuario de los Chiefs, y en el día a día de los protagonistas en general, sorprende bastante saber que el guion fue escrito por una mujer. Nancy Dowd, la autora del guion, se inspiró en las anecdotas de su hermano Ned, que jugó varias campañas durante los años 70 y 80 al hockey en equipos enrolados en ligas menores como el de la película. Especialmente su paso por los Johnstown Jets proporcionó tanto el material para la mayoría de escenas sobre la cancha de juego, como una de las líneas argumentales principales, pues, igual que los Chiefs, dicho equipo estaba en venta en la epoca en que Ned Dowd era jugador de su plantilla, y acabó desapareciendo en 1977. Ned tiene un pequeño papel al final de la película, interpretando a un conflictivo jugador rival que lleva buena parte de la temporada sancionado, y solo reaparece para la gran final.

Los Johnstown Jets proporcionaron también la mayoría de jugadores que aparecen en la película acompañando a Paul Newman y Michael Ontkean (quien también fue jugador de este deporte en el equipo de la Universidad de New Hampshire). En la plantilla de la temporada 74-75 podemos ver los nombres de buena parte del reparto. Mención especial, como no, para los números 16, 17 y 18 de esa lista, los hermanos Jack, Steve y Jeff Carlson. Ellos debían interpretar a los descerebrados hermanos Hanson, que lucen los mismos dorsales en la ficción, pero finalmente Jack no apareció en la pelicula, pues recibió una oferta de fichaje para disputar los play-offs con un equipo de superior categoría, los Edmonton Oilers. Su puesto en la película lo acabó ocupando su compañero de equipo Dave Hanson.

Fotografía de los Johnstown Jets de la temporada 1974/75. Entre otros miembros del reparto de Slap Shot, en el centro de la segunda fila podemos ver a Dave Hanson, Jeff Carlson y Steve Carlson (los dos últimos con gafas) los Hermanos Hanson de la película. A su derecha, Ned Dowd, hermano de la autora del guion, cuyas andanzas deportivas inspiraron buena parte del mismo.

Considerada como una de las películas más icónicas, si no la que más, sobre el deporte del hockey sobre hielo, bastantes años mas tarde (en 2002 y 2008) se realizaron dos desafortunadas secuelas, de las que quiza lo único reseñable sea la participacion de Leslie Nielsen en la segunda de ellas. Muy lejos del nivel del humor aparentemente descerebrado, pero en realidad bastante lúcido, de la película original, un verdadero clásico del cine deportivo. Una película que, a pesar de que su humor salvaje por momentos lo oculte, tiene un poso triste en el fondo, y que a pesar del tiempo transcurrido, si nos abstraemos de la estética para centrarnos en el argumento, veremos que no ha perdido actualidad en su planteamiento.

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